El uso de hormonas para tratar la carne – incluyendo estrógeno, progesterona, testosterona y sus derivados sintéticos – está permitido en EEUU desde la década de los 50. Sin embargo, la UE prohibió su venta en 1981, y en 2003 reafirmó su decisión, al hacerse públicos los impactos de este tratamiento sobre la salud pública.
Tras publicarse varios estudios científicos en los que se demostraba que comer carne tratada con hormonas presentaba graves riesgos de padecer cáncer, problemas endocrinos, de desarrollo, inmunológicos y neurobiológicos, especialmente para los niños, la UE reconoció que «el uso de hormonas como promotores del crecimiento en el ganado representaba un grave riesgo para la salud de los consumidores».
A pesar de esta afirmación, no hay lugar a dudas de que, en las negociaciones del TTIP, se está debatiendo su posible introducción en el mercado europeo. Recordemos que el gobierno estadounidense, con el respaldo de las grandes empresas del sector alimentario, lanzó en 1996 un litigio comercial internacional hacia los vetos y prohibiciones de la UE, por lo que se trata de un objetivo que llevan años tratando de alcanzar.
American Farm Bureau Federation, lobbie del sector alimentario, ya ha confirmado que «todas las barreras a la exportación de la carne producida en Estados Unidos […] son las principales áreas de interés» en las negociaciones del TTIP; a su vez el secretario de Agricultura de EEUU, Tom Vilsack, señaló que «aún siguen abiertas las conversaciones y debates relativas a la carne de vacuno”.
En esta línea, la UE está proponiendo debilitar los controles de calidad y seguridad en la carne y los alimentos de importación, así como encaminarnos a la armonización de las normativas a ambos lados del Atlántico, siendo las de EEUU, por lo general, menos estrictas. Si finalmente el TTIP fuese aprobado, sería muy difícil legislar para limitar o prohibir prácticas que atentasen contra nuestra salud, por lo que tanto la ternera como los productos lácteos derivados del ganado tratado con hormonas podrían terminar en nuestros platos.
Yo pensaba que la carne producida en Europa o al menos en España, ya venía de abarrotada igualmente de hormonas, ¿no es así?
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¡Hola! La UE prohibió en los años ’80 el uso de hormonas como promotoras del crecimiento y siguen prohibidas, mientras que en EEUU se utilizan habitualmente para engordar al ganado. En la UE si se permite utilizar hormonas con un uso terapéutico bajo controles veterinarios, pero no con un uso habitual como hacen en EE.UU. Pero de aprobarse el TTIP, la carne con hormonas se generalizaría también en Europa.
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De lo que viene atiborrada la carne en España es de antibióticos.
Muchas gracias por luchar contra el TTIP.
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Alguien puede creer que algo beneficioso para el consumidor se mantenga en secreto?
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